Tantos temas de qué hablar y ninguno nace del corazón, busco la inspiración, me detengo unos instantes y me pregunto, ¿De que voy a escribir hoy…?
Observó a través de la ventana y reflexiono, él siempre esta imponente, majestuoso erguido.
Tiene millones de años nadie lo ha derribado, me regala todas las mañana un poquito de su magia y de su encanto.
Primeramente provoca que me quede muda, no tengo palabras para describirlo. Inmediatamente esa paz que embarga el cuerpo y la mente por unos instantes, que te invita a meditar y a relajarte.
Efectivamente hablo del Icono de Tlatlauquitepec el Cerro Cabezón y de los elementos que lo rodean, que lo hacen lucir con su traje perfecto.
Esa hermosa vista panorámica que cambia constantemente y admiro desde la ventana.
La vegetación, el cielo, las aves, el sol, la luna y la entrometida neblina siempre han estado ahí peleando, ¿el día de hoy que traje va a lucir?
Ya que cada elemento muestra su embrujante encanto.
Con los primeros rayos del sol, la piedra caliza se torna en color bermejo o rojo que solo pueden disfrutar los que se levantan temprano.
Si la mañana está fría y con un cielo aborregado, el color original crema es el que está presente y el verde le da la frescura resaltando su belleza.
También habitualmente la neblina entrometida cruza o incluso tapa el cerro, pero no importa, como dice don Jorge si no te gusta el paisaje en 20 minutos, cambia.
Regala te unos instantes de felicidad y observa cómo las aves vuelan decorando el cerro y te obsequian sus melodías a través de sus cantos, los gorriones, jilgueros, primaveras o el lindo cantar del mulato.
No olvides a los pájaros chillones, todos ellos te alegrarán cada mañana, un instante de amor.
La vegetación también juega un gran papel, sus colores cambian paulatinamente y en cada estación del año sufre una linda transformación, solo tú decides que color te gusta más, el que te regala la primavera, el verano, el otoño o el frío invierno.
El cielo blanco, azul, gris con nubes o despejado es un marco que disfrutaras y no necesitas pagar, el Cerro Cabezón lo puedes ver desde la casa de cada habitante, o desde una cafetería, si prefieres desde el parque, o de cualquier ángulo puedes tener una imagen perfecta.
La noche ya llega y el sol se oculta, la luna susurra es mi turno de hacerlo lucir, es el momento de mostrar sus mejores galas, lo adornaré con luces, con miles de estrellas que brillaran y resaltan sus grandiosas curvas inigualables.
Sus habitantes están orgullosos de su representante el Cerro Cabezón, miles y miles de años han transcurrido desde su aparición y lo único que ha hecho el tiempo es transformar su belleza.
Los 365 días del año y las 24 horas, está él posando para las miles de fotografías que le toman, lo único que cambia es el traje en forma constante nunca la esencia, el solo te regala su magia.
Finalmente te invito a que visites el pueblo mágico de Tlatlauquitepec y que te dejes seducir por la vista panorámica desde uno de nuestros balcones. ¿Aceptas nuestra invitación?
